que enhebra el aire,
como el beso del agua.
Cuando el espíritu
no resistía
el embate del verano
que sembraba rumores
y regaba grietas
con palabras vanas.
Llegó
sin prisa en los labios.
Llegó y enterró los miedos
de las voces pasadas.
©Texto y fotogafía de Susana Jiménez Palmera.
Libro "Con hilos de soles y lunas"
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